jueves, 13 de septiembre de 2012

Póquer de ases

Llevan más horas de vuelo en lo alto que muchos veteranos pilotos. Valen tanto para el roto de escribirse una doble del Sevilla o el Betis como para el descosido de remangarse y dejarse el cuello picando fichas de Primera Provincial, amén de demostrar sus capacidades en la información olímpica, en el Cajasol, en la Liga BBVA o en la Ryder Cup cuando sea menester. Llegaron con un porvenir oscuro que con los años se ha transformado en negro absoluto, seguramente en la nada, y aun así se esfuerzan en el día a día como si estuvieran a punto de recibir el premio a su encomiable labor con el contrato de su vida. Nunca se quejan, acatan las órdenes sin chistar y su nivel de eficiencia es más que elevado, de matrícula de honor. De su compañerismo, qué decir: da fe quien suscribe estas líneas. Y su terquedad para aprender día a día en el oficio no tiene parangón, por mucho que las noticias que leen, escriben o editan hablan de que el apocalipsis se cierne sobre la(s) profesión(es).

El trabajo bien hecho necesariamente debe desembocar en recompensa. Nadie dispone de una bola de cristal para adivinar el futuro, pero la vida no puede ser tan injusta con ellos después de dejarse la piel en el empeño para hacer su sueño realidad: ejercer como periodistas. Aterrizaron siendo unos niños y a su vera los hemos visto crecer, personal y profesionalmente. He aquí un merecido homenaje, cito por orden cronológico, a Juan Pinto, Pepe González, Dani Lagos y José María López, a quienes intenté e intento enseñar mi periodismo y de quienes intenté e intento aprender su periodismo.

Es un placer estar a vuestro lado, un póquer de ases.

PD. De Miguel Lasida no me olvido, pero tiene el culo más pelado que ellos y que yo después de cruzar el Estrecho. Además, aún me acuerdo de aquel infumable paquete de Ducados que me regalaste...

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